Soneto de una doncella anónima toscana del siglo XV

Lo amaba tanto yo que me moría.
A mi reclamo, bien que era galán,
aunque no mucho cebo le ponía.
Ahora muy altanero lo verán,
mucho más alto que antes no solía;
en un vergel reposa de su afán
y otra dama lo tiene en tiranía.
¡Ay mi alcotán!, te había yo nutrido
y un cascabel de oro regalado
porque hubiera más júbilo en tu vuelo.
Y ahora como la mar te me has alzado,
has roto ligaduras y has huído,
cuando estabas tan fiel a mi señuelo.
*Traducción de Rafael Sánchez Mazas